Como herramienta educativa, transcribo una entrevista que me ha hecho la periodista y escritora Alicia Haydar Ghisays sobre los trastornos bipolares. Esta entrevista ha sido publicada en el libro Crónicas desde la otra orilla, de la también periodista y escritora Sara Marcela Bozzi.
¿Qué es el
trastorno bipolar?
Los trastornos bipolares constituyen una serie de
enfermedades psiquiátricas que tienen en común la presencia de episodios
maníacos, mixtos o hipomaníacos que generalmente se acompañan de episodios
depresivos. Los trastornos bipolares hacen parte de los trastornos del estado
de ánimo.
Los trastornos bipolares más importantes son el
trastorno bipolar I, el trastorno bipolar II y el trastorno ciclotímico. El
trastorno bipolar I se diagnostica cuando el paciente presenta por lo menos un
episodio maníaco o mixto que no tiene una causa orgánica si se encuentra dentro
del contexto de otra enfermedad psiquiátrica; la gran mayoría de las personas
afectadas padecerán también episodios depresivos. El trastorno bipolar II se
diagnostica cuando la persona padece episodios depresivos mayores y episodios
de hipomanía. En el trastorno ciclotímico se dan síntomas depresivos leves que
alternan con episodios de hipomanía.
En resumen, la característica esencial de los
trastornos bipolares es la presentación de síntomas correspondientes a un
aumento del estado de ánimo por encima de lo normal; la mayoría de las personas
afectadas también presentarán episodios de ánimo por debajo de lo normal.
Episodios maníacos o mixtos + (casi siempre) episodios depresivos = trastorno bipolar I
Episodios hipomaníacos + episodios depresivos = trastorno bipolar II
Episodios hipomaníacos + episodios depresivos leves = trastorno ciclotímico
Hay quienes
sostienen que existen factores psicológicos que causan esta enfermedad. ¿Cuál
es la participación real de los mismos en la génesis de la enfermedad?
Los factores psicológicos suelen actuar como
desencadenantes de los episodios o interfiriendo la recuperación. No son la
causa.
Como ejemplo de lo primero, el estrés generado por
una serie de situaciones vitales puede actuar como desencadenante de la
enfermedad y de cada crisis.
Como ejemplos de lo segundo, los estilos de
afrontamiento de cada persona pueden hacerle vulnerable al estrés y a las
experiencias adversas; también pueden interferir con la conciencia de padecer
la enfermedad y llevarla al incumplimiento terapéutico. Los estilos de
afrontamiento también pueden llevar al individuo a consumir sustancias o
adoptar conductas de riesgo para el desencadenamiento de nuevos episodios (por
ejemplo, ausencia de higiene del sueño).
Hay una
vertiente que sostiene, en cambio, que el origen de la enfermedad es biológico,
y específicamente genético. ¿Usted qué opina?
Los trastornos bipolares son una de las áreas de la
psiquiatría en la que está más claramente identificada y demostrada la
participación de la genética como aspecto fundamental en la instalación del
trastorno.
En la presentación de los trastornos bipolares,
como en la gran mayoría de las enfermedades psiquiátricas, existe una
interacción entre una predisposición determinada genéticamente y la presencia
de estresores medioambientales que desencadenan el trastorno basado en la
vulnerabilidad mencionada. No se hereda la enfermedad, sino la predisposición;
los genes no son unidades selladas, sino que interactúan con el medio. El
estrés afecta la producción de una serie de neurotransmisores y hormonas, lo
que actúa como desencadenante del trastorno.
En la génesis del trastorno bipolar están
involucrados los genes, varios neurotransmisores cerebrales y sus correspondientes
receptores, vías citoplasmáticas, procesos de la membrana celular, hormonas,
etc.
¿Por qué, a
pesar del paso del tiempo, no se ha encontrado aún una medicación que no tenga
efectos secundarios tan severos como la obesidad, la resequedad de la mucosa y
el movimiento involuntario del cuerpo?
La fisiopatología de los trastornos bipolares es
seguramente mucho más compleja de lo que se conoce hasta el momento. De hecho,
un enfoque sindrómico permite un acercamiento más flexible e integral a la
enfermedad. Los diversos trastornos bipolares que existen son seguramente la
expresión de múltiples vías fisiopatológicas y de etiologías diversas. Concebir
estos trastornos como las expresiones finales de una serie de vías
fisiopatológicas puede ayudar al mismo tiempo a las investigaciones en la
materia.
Por supuesto, estas variaciones genotípicas y
fenotípicas también representan un reto para la investigación en farmacología.
Sin embargo, debe mencionarse que las diferentes alternativas disponibles
dentro del arsenal terapéutico actual no tienen el mismo perfil de eventos
adversos. No todos los fármacos útiles en el tratamiento del trastorno bipolar
producen aumento de peso, ni síntomas anticolinérgicos como la resequedad en
las mucosas, ni movimientos involuntarios.
¿Es posible
hablar de un trastorno bipolar “de primera generación”?
Si la pregunta va dirigida a la ausencia de
antecedentes familiares, la respuesta es afirmativa. Lo anterior por diversas
razones, entre las que resaltaremos:
Actualmente existen mayores circunstancias
medioambientales que en generaciones anteriores, capaces de disparar la
predisposición al trastorno, desde las variaciones en los horarios de sueño
hasta el consumo de sustancias, pasando por el aumento en los estresores.
La ausencia de antecedentes familiares de
trastornos bipolares no quiere decir que no haya existido la predisposición a
la enfermedad en alguno de sus miembros.
La teoría de los genes inestables explica la
progresión de la enfermedad a lo largo de las sucesivas generaciones, y ayuda a
comprender la aparición de la enfermedad sin antecedentes familiares evidentes.
Sin embargo, debemos recordar que los antecedentes
familiares son un hallazgo frecuente e importante en las personas afectadas de
trastornos bipolares, y que este tipo de trastornos hacen parte de las
enfermedades en las que suele ser más fácil encontrar antecedentes familiares.
Hay quienes
sostienen que la voluntad no juega ningún papel en el control de la enfermedad;
sin embargo, algunas personas que la padecen hablan del trabajo manual como un
ejercicio de tipo terapéutico para controlar la tristeza y el miedo, propios de
la fase depresiva.
Entre las herramientas utilizadas para el manejo de
la enfermedad están la psicoterapia, la
terapia ocupacional, el ejercicio físico, las técnicas de relajación,
las medidas de higiene de sueño, la abstinencia al alcohol y a otras
sustancias, etc. Todas las anteriores dependen de la participación de la
voluntad hacia el cambio positivo.
Aunque las
personas que sufren la enfermedad sienten que es más grave la fase depresiva,
¿cuál de las dos fases (la maníaca y la depresiva) es más peligrosa?
La principal complicación de los episodios
depresivos es el suicidio. Sin embargo, los episodios maníacos implican una
serie de peligros tanto para el paciente como para quienes le rodean. Entre las
conductas de riesgo en estos últimos están la agresividad verbal y física, la
agitación psicomotora y el involucramiento excesivo en actividades
potencialmente peligrosas, como la promiscuidad sexual, los despilfarros, los
negocios disparatados, el consumo de sustancias, etc. Merece la pena recordar
que es más difícil contener a una persona durante un episodio maníaco que
durante uno depresivo.
¿Qué papel juega
la memoria de logros y frustraciones en el desencadenante de la enfermedad?
Las adversidades representan estresores capaces de
desencadenar una crisis. Además, por lo general la evocación que se hace de
situaciones adversas durante una depresión suele ser bastante distorsionada
hacia lo negativo, lo que termina agravando el estado de ánimo del paciente.
Dentro de las características de la cognición del individuo afectado por un
trastorno del estado de ánimo se incluyen los juicios punitivos y sesgados
hacia sí mismo, la generalización de fracasos y pérdidas, y la concepción de
las adversidades como situaciones imposibles de modificar y mejorar. Por los
efectos de la misma enfermedad, y por los prejuicios sociales, la persona suele
verse como fracasada o inútil, el mundo es concebido un lugar inseguro y
agreste, y el futuro es percibido como desolador y aciago.
Las verdaderas
satisfacciones, por otra parte, representan un papel protector ante la
enfermedad. Refuerzan la autoestima, proporcionan seguridad y disminuyen el
estrés.
¿Por qué se
siente perseguido el paciente bipolar?
No es una norma que una persona afectada por una
condición bipolar se sienta perseguida, aunque durante un episodio grave de
manía o de depresión pueden manifestarse delirios persecutorios.
Es más probable que una persona afectada por un
trastorno bipolar sufra la discriminación producto de la ignorancia
generalizada en la sociedad sobre la realidad de los trastornos mentales.
¿Qué papel
cumple el grupo de apoyo en la salud del paciente bipolar?
El papel del grupo de apoyo en la salud del
paciente bipolar es fundamental. Un hogar disfuncional favorecerá la
presentación de recidivas e impedirá con la recuperación del paciente.
¿Qué son los
estados mixtos de la enfermedad?
Los episodios mixtos se caracterizan por la
presentación simultánea de síntomas maníacos y síntomas depresivos. El ánimo
predominante suele ser la disforia, una mezcla de ira y tristeza.
¿Por qué es tan
frecuente que la fase maníaca se inicie con un exagerado enamoramiento de
alguien inalcanzable e ilógico?
En realidad esta circunstancia no es muy frecuente.
En cambio, es cierto que una de las características de los episodios de manía
aguda es el involucramiento excesivo en actividades placenteras y
potencialmente dañinas para el individuo. Entre estas actividades se incluye el
aumento en el deseo y la actividad sexuales.
¿Por qué
generalmente el enfermo bipolar promueve proyectos muy difíciles de lograr y,
sin embargo, a veces se cristalizan a pesar de su enfermedad?
Una de las características más notorias de los
episodios maníacos es el aumento en la actividad dirigida a metas (hiperbulia),
lo que lleva a la persona afectada a pretender iniciar varios planes
simultáneamente.
Suele darse la circunstancia de que los episodios
hipomaníacos permiten un incremento en la actividad sin afectar la capacidad
ocupacional, lo que permite desarrollar planes y proyectos y alcanzar las
metas. Durante un episodio hipomaníaco puede desarrollarse el trabajo aplazado
durante períodos depresivos; por ejemplo, Robert Schumann era capaz de sacar
adelante una sinfonía en una semana, incluyendo la instrumentación de toda la
orquesta. Sin embargo, la gravedad de los episodios de manía hace que durante
estos sea prácticamente imposible obtener metas reales; podemos encontrar una
perfecta ilustración en los proyectos delirantes de José Arcadio Buendía en
Cien años de soledad.
¿Por qué el
manejo irresponsable del dinero es uno de los síntomas más visibles del
paciente con trastorno afectivo bipolar?
Como se ha mencionado, el individuo que vive un
episodio maníaco suele involucrarse excesivamente en actividades placenteras
que pueden resultar peligrosas; los despilfarros hacen parte de estos
comportamientos.
Sin embargo, el ánimo eufórico y el aumento de la
autoestima también hacen que una persona en estado de manía encuentre
placentero regalar, repartir y derrochar dinero.
Por último, el aumento en la actividad dirigida a
metas hace que el dinero sea malversado como fuente de financiación de
proyectos.
¿Qué son los
síntomas psicóticos?
Los síntomas psicóticos por excelencia son las
alucinaciones y los delirios. Las primeras consisten en respuestas perceptuales
sin que existan estímulos sensoriales; así, el cerebro ve, oye, siente, huele
–en general desarrolla– percepciones sin que exista una información real que
sirva de sustrato. Los delirios consisten en creencias erróneas que persisten a
pesar de la evidencia en contra; son irreductibles ante la realidad. Tanto los
delirios como las alucinaciones pueden darse durante el clímax de gravedad,
tanto durante los episodios maníacos, como durante los episodios depresivos.
Los delirios más frecuentes durante los episodios
de manía aguda son los de grandiosidad, poder y riqueza, mientras que los más
frecuentes durante los episodios depresivos son los que tienen que ver con
muerte, suicidio, desesperanza,
minusvalía, desamparo, nihilismo y culpa.
Se habla de síntomas psicóticos congruentes con el
estado de ánimo cuando el contenido de los mismos guarda relación con el ánimo
predominante del paciente. Cuando ocurre lo contrario se habla de síntomas
psicóticos incongruentes con el estado de ánimo. Estos últimos suelen indicar
peor pronóstico.