lunes, 30 de septiembre de 2013

Entrevista sobre los trastornos bipolares

Como herramienta educativa, transcribo una entrevista que me ha hecho la periodista y escritora Alicia Haydar Ghisays sobre los trastornos bipolares. Esta entrevista ha sido publicada en el libro Crónicas desde la otra orilla, de la también periodista y escritora Sara Marcela Bozzi.



¿Qué es el trastorno bipolar?
Los trastornos bipolares constituyen una serie de enfermedades psiquiátricas que tienen en común la presencia de episodios maníacos, mixtos o hipomaníacos que generalmente se acompañan de episodios depresivos. Los trastornos bipolares hacen parte de los trastornos del estado de ánimo.
Los trastornos bipolares más importantes son el trastorno bipolar I, el trastorno bipolar II y el trastorno ciclotímico. El trastorno bipolar I se diagnostica cuando el paciente presenta por lo menos un episodio maníaco o mixto que no tiene una causa orgánica si se encuentra dentro del contexto de otra enfermedad psiquiátrica; la gran mayoría de las personas afectadas padecerán también episodios depresivos. El trastorno bipolar II se diagnostica cuando la persona padece episodios depresivos mayores y episodios de hipomanía. En el trastorno ciclotímico se dan síntomas depresivos leves que alternan con episodios de hipomanía.
En resumen, la característica esencial de los trastornos bipolares es la presentación de síntomas correspondientes a un aumento del estado de ánimo por encima de lo normal; la mayoría de las personas afectadas también presentarán episodios de ánimo por debajo de lo normal. 
Episodios maníacos o mixtos + (casi siempre) episodios depresivos = trastorno bipolar I
Episodios hipomaníacos + episodios depresivos = trastorno bipolar II
Episodios hipomaníacos + episodios depresivos leves =  trastorno ciclotímico

Hay quienes sostienen que existen factores psicológicos que causan esta enfermedad. ¿Cuál es la participación real de los mismos en la génesis de la enfermedad?
Los factores psicológicos suelen actuar como desencadenantes de los episodios o interfiriendo la recuperación. No son la causa.
Como ejemplo de lo primero, el estrés generado por una serie de situaciones vitales puede actuar como desencadenante de la enfermedad y de cada crisis.
Como ejemplos de lo segundo, los estilos de afrontamiento de cada persona pueden hacerle vulnerable al estrés y a las experiencias adversas; también pueden interferir con la conciencia de padecer la enfermedad y llevarla al incumplimiento terapéutico. Los estilos de afrontamiento también pueden llevar al individuo a consumir sustancias o adoptar conductas de riesgo para el desencadenamiento de nuevos episodios (por ejemplo, ausencia de higiene del sueño).

Hay una vertiente que sostiene, en cambio, que el origen de la enfermedad es biológico, y específicamente genético. ¿Usted qué opina?
Los trastornos bipolares son una de las áreas de la psiquiatría en la que está más claramente identificada y demostrada la participación de la genética como aspecto fundamental en la instalación del trastorno.
En la presentación de los trastornos bipolares, como en la gran mayoría de las enfermedades psiquiátricas, existe una interacción entre una predisposición determinada genéticamente y la presencia de estresores medioambientales que desencadenan el trastorno basado en la vulnerabilidad mencionada. No se hereda la enfermedad, sino la predisposición; los genes no son unidades selladas, sino que interactúan con el medio. El estrés afecta la producción de una serie de neurotransmisores y hormonas, lo que actúa como desencadenante del trastorno.
En la génesis del trastorno bipolar están involucrados los genes, varios neurotransmisores cerebrales y sus correspondientes receptores, vías citoplasmáticas, procesos de la membrana celular, hormonas, etc. 

¿Por qué, a pesar del paso del tiempo, no se ha encontrado aún una medicación que no tenga efectos secundarios tan severos como la obesidad, la resequedad de la mucosa y el movimiento involuntario del cuerpo?
La fisiopatología de los trastornos bipolares es seguramente mucho más compleja de lo que se conoce hasta el momento. De hecho, un enfoque sindrómico permite un acercamiento más flexible e integral a la enfermedad. Los diversos trastornos bipolares que existen son seguramente la expresión de múltiples vías fisiopatológicas y de etiologías diversas. Concebir estos trastornos como las expresiones finales de una serie de vías fisiopatológicas puede ayudar al mismo tiempo a las investigaciones en la materia.
Por supuesto, estas variaciones genotípicas y fenotípicas también representan un reto para la investigación en farmacología. Sin embargo, debe mencionarse que las diferentes alternativas disponibles dentro del arsenal terapéutico actual no tienen el mismo perfil de eventos adversos. No todos los fármacos útiles en el tratamiento del trastorno bipolar producen aumento de peso, ni síntomas anticolinérgicos como la resequedad en las mucosas, ni movimientos involuntarios. 

¿Es posible hablar de un trastorno bipolar “de primera generación”?
Si la pregunta va dirigida a la ausencia de antecedentes familiares, la respuesta es afirmativa. Lo anterior por diversas razones, entre las que resaltaremos:
Actualmente existen mayores circunstancias medioambientales que en generaciones anteriores, capaces de disparar la predisposición al trastorno, desde las variaciones en los horarios de sueño hasta el consumo de sustancias, pasando por el aumento en los estresores.
La ausencia de antecedentes familiares de trastornos bipolares no quiere decir que no haya existido la predisposición a la enfermedad en alguno de sus miembros.
La teoría de los genes inestables explica la progresión de la enfermedad a lo largo de las sucesivas generaciones, y ayuda a comprender la aparición de la enfermedad sin antecedentes familiares evidentes.
Sin embargo, debemos recordar que los antecedentes familiares son un hallazgo frecuente e importante en las personas afectadas de trastornos bipolares, y que este tipo de trastornos hacen parte de las enfermedades en las que suele ser más fácil encontrar antecedentes familiares.

Hay quienes sostienen que la voluntad no juega ningún papel en el control de la enfermedad; sin embargo, algunas personas que la padecen hablan del trabajo manual como un ejercicio de tipo terapéutico para controlar la tristeza y el miedo, propios de la fase depresiva.
Entre las herramientas utilizadas para el manejo de la enfermedad están la psicoterapia, la  terapia ocupacional, el ejercicio físico, las técnicas de relajación, las medidas de higiene de sueño, la abstinencia al alcohol y a otras sustancias, etc. Todas las anteriores dependen de la participación de la voluntad hacia el cambio positivo. 

Aunque las personas que sufren la enfermedad sienten que es más grave la fase depresiva, ¿cuál de las dos fases (la maníaca y la depresiva)  es más peligrosa?
La principal complicación de los episodios depresivos es el suicidio. Sin embargo, los episodios maníacos implican una serie de peligros tanto para el paciente como para quienes le rodean. Entre las conductas de riesgo en estos últimos están la agresividad verbal y física, la agitación psicomotora y el involucramiento excesivo en actividades potencialmente peligrosas, como la promiscuidad sexual, los despilfarros, los negocios disparatados, el consumo de sustancias, etc. Merece la pena recordar que es más difícil contener a una persona durante un episodio maníaco que durante uno depresivo.

¿Qué papel juega la memoria de logros y frustraciones en el desencadenante de la enfermedad?
Las adversidades representan estresores capaces de desencadenar una crisis. Además, por lo general la evocación que se hace de situaciones adversas durante una depresión suele ser bastante distorsionada hacia lo negativo, lo que termina agravando el estado de ánimo del paciente. Dentro de las características de la cognición del individuo afectado por un trastorno del estado de ánimo se incluyen los juicios punitivos y sesgados hacia sí mismo, la generalización de fracasos y pérdidas, y la concepción de las adversidades como situaciones imposibles de modificar y mejorar. Por los efectos de la misma enfermedad, y por los prejuicios sociales, la persona suele verse como fracasada o inútil, el mundo es concebido un lugar inseguro y agreste, y el futuro es percibido como desolador y aciago.
Las verdaderas satisfacciones, por otra parte, representan un papel protector ante la enfermedad. Refuerzan la autoestima, proporcionan seguridad y disminuyen el estrés. 

¿Por qué se siente perseguido el paciente bipolar?
No es una norma que una persona afectada por una condición bipolar se sienta perseguida, aunque durante un episodio grave de manía o de depresión pueden manifestarse delirios persecutorios.
Es más probable que una persona afectada por un trastorno bipolar sufra la discriminación producto de la ignorancia generalizada en la sociedad sobre la realidad de los trastornos mentales. 

¿Qué papel cumple el grupo de apoyo en la salud del paciente bipolar?
El papel del grupo de apoyo en la salud del paciente bipolar es fundamental. Un hogar disfuncional favorecerá la presentación de recidivas e impedirá con la recuperación del paciente. 

¿Qué son los estados mixtos de la enfermedad?
Los episodios mixtos se caracterizan por la presentación simultánea de síntomas maníacos y síntomas depresivos. El ánimo predominante suele ser la disforia, una mezcla de ira y tristeza.

¿Por qué es tan frecuente que la fase maníaca se inicie con un exagerado enamoramiento de alguien inalcanzable e ilógico?
En realidad esta circunstancia no es muy frecuente. En cambio, es cierto que una de las características de los episodios de manía aguda es el involucramiento excesivo en actividades placenteras y potencialmente dañinas para el individuo. Entre estas actividades se incluye el aumento en el deseo y la actividad sexuales.

¿Por qué generalmente el enfermo bipolar promueve proyectos muy difíciles de lograr y, sin embargo, a veces se cristalizan a pesar de su enfermedad?
Una de las características más notorias de los episodios maníacos es el aumento en la actividad dirigida a metas (hiperbulia), lo que lleva a la persona afectada a pretender iniciar varios planes simultáneamente.
Suele darse la circunstancia de que los episodios hipomaníacos permiten un incremento en la actividad sin afectar la capacidad ocupacional, lo que permite desarrollar planes y proyectos y alcanzar las metas. Durante un episodio hipomaníaco puede desarrollarse el trabajo aplazado durante períodos depresivos; por ejemplo, Robert Schumann era capaz de sacar adelante una sinfonía en una semana, incluyendo la instrumentación de toda la orquesta. Sin embargo, la gravedad de los episodios de manía hace que durante estos sea prácticamente imposible obtener metas reales; podemos encontrar una perfecta ilustración en los proyectos delirantes de José Arcadio Buendía en Cien años de soledad. 

¿Por qué el manejo irresponsable del dinero es uno de los síntomas más visibles del paciente con trastorno afectivo bipolar?
Como se ha mencionado, el individuo que vive un episodio maníaco suele involucrarse excesivamente en actividades placenteras que pueden resultar peligrosas; los despilfarros hacen parte de estos comportamientos.
Sin embargo, el ánimo eufórico y el aumento de la autoestima también hacen que una persona en estado de manía encuentre placentero regalar, repartir y derrochar dinero.
Por último, el aumento en la actividad dirigida a metas hace que el dinero sea malversado como fuente de financiación de proyectos. 

¿Qué son los síntomas psicóticos?
Los síntomas psicóticos por excelencia son las alucinaciones y los delirios. Las primeras consisten en respuestas perceptuales sin que existan estímulos sensoriales; así, el cerebro ve, oye, siente, huele –en general desarrolla– percepciones sin que exista una información real que sirva de sustrato. Los delirios consisten en creencias erróneas que persisten a pesar de la evidencia en contra; son irreductibles ante la realidad. Tanto los delirios como las alucinaciones pueden darse durante el clímax de gravedad, tanto durante los episodios maníacos, como durante los episodios depresivos.
Los delirios más frecuentes durante los episodios de manía aguda son los de grandiosidad, poder y riqueza, mientras que los más frecuentes durante los episodios depresivos son los que tienen que ver con muerte, suicidio, desesperanza,  minusvalía, desamparo, nihilismo y culpa.
Se habla de síntomas psicóticos congruentes con el estado de ánimo cuando el contenido de los mismos guarda relación con el ánimo predominante del paciente. Cuando ocurre lo contrario se habla de síntomas psicóticos incongruentes con el estado de ánimo. Estos últimos suelen indicar peor pronóstico.